¡Ave orbis!, quos vis excludis salutant te.

Un enfoque diferente y nuevo contra la exclusión de muchos y la desesperación de tantos en un mundo demasiado digitalizado.

Esa especie, que a sí misma dio el nombre de «homo sapiens sapiens», se sabe maravillosa. Quizá porque, quien a si mismo se define, no tenga otra opción que alabarse a falta de un ser ajeno que le cante loas.

Pero las leyes de la vida son implacables: Si bien dieron a este «homo» la ventaja evolutiva de ser la más social de las especies y la de ser la única que da nombre a las cosas y piensa en objetos abstractos, no le eximieron de la batalla campal diaria de la supervivencia. ¡Lucha, si quieres vivir un día más!. Más aún, compite con los tuyos por los recursos para sobrevivir.

Y luchando un día, y otro, y otro por la supervivencia, hemos recorrido un camino largo inventando máquinas, sociedades, edificios, recursos insospechables… hasta alcanzar el último de nuestros grandes inventos, al que llamamos «era digital».

Por cada invento fuimos pagando un precio. Precio mas alto cuanto más grande era el invento. Este precio no es otro que dejar víctimas inocentes tras de nosotros para sobrevivir. Cuanto más grande, más victimas. ¿Habrá un invento tal que seremos todos sus víctimas y ninguno permanezca para disfrutar del avance?

Pero… ¿y si pudiéramos revertir el fenómeno?

El último de nuestros inventos, «la era digital», está dejando excluidas de la sociedad a miríadas de personas porque los objetos digitales no son humanos, a fin de cuentas, y no pueden reaccionar como humanos ni desplegar los sentimientos y las habilidades de las personas. Esto provoca que muchos se vayan quedando anónimamente rezagados y excluidos de la vida social porque no pueden entenderse con los objetos digitales.

El verdadero problema no es la tecnología. No, no lo es.

El problema somos nosotros: hemos creído que la tecnología nos suple en nuestro deber de comprensión, auxilio y cooperación para con nuestros semejantes y estamos dejando que las máquinas hagan de personas, acto para la que no están preparada, ni lo estarán, simplemente porque no son personas.

Así que… sí; podemos revertir el fenómeno de una forma muy sencilla:

Tan solo basta con ser conscientes de que las personas necesitan la compañía, la ayuda y la colaboración de las personas, y de que nuestras eficaces maquinas y recursos son herramientas que están en nuestras manos para seguir siendo personas o, si ese fuera nuestro propósito, dejar de serlo. (Nosotros elegimos)

He tenido una idea: «Personas Contra la Des-Humanización Digital (PCDHD)» Escríbeme y te cuento. O Juan de Terzas

Gracias, Marta González Rothemund por crear mi imagen corporativa.

(escribe a Marta, si quieres una imagen de marca realmente excelente)

personas que atienden a las personas

«Personas contra la deshumanización digital» ®

by Juan C Martínez Álvarez.